Todos a la plaza el miércoles a las 15 hs. a defender al gobierno constitucional de la desestabilización realizada por el lock out criminal.
Ahora, la explicación:
Este no es un conflicto entre el gobierno y el campo. Es un conflicto entre un sector empresario y el pueblo argentino, que se encuentra representado por el gobierno nacional, constitucional, democrático. La característica que ha tomado este lock out empresarial es por demás perversa, al utilizar la extorsión mediante el desabastecimiento. Los medios de comunicación, socios o dueños de grandes extensiones de tierra pampeana también, como casi toda la clase dominante argentina, cuya base sigue siendo oligárquica y rural (aristocracia con olor a bosta de vaca, decía Sarmiento), ha realizado una colosal tarea de desinformación, parcialización y deformación de la información transmitida a la población, sea editorializando, o en la particular voz de cronistas y movileros que han dado una visión absolutamente interesada y mentirosa. Han presentado en el mismo plano, como contrapartes al gobierno y al campo, cuando el campo es un sector, que no representa más que a sus propios y particularísimos intereses. Tan funcional a la protesta agroexportadora han sido los medios que nunca han cuestionado la identificación falaz que se realiza de la nacionalidad con el autotitulado campo. El campo no es la patria, no es la nación, no es la única base del crecimiento ni puede serlo, a no ser que el proyecto que se sostenga sea decimonónico, atrasado, oligárquico, feudal, excluyente y marginador, esclavista, pues en el fondo, el campo nos ha demostrado y nos sigue demostrando que los trabajadores rurales siguen viviendo en condiciones deplorables de existencia, en condiciones de servilidad que les permiten a sus patrones estar cortando las rutas para generar el desabastecimiento y la desestabilización.
Las retenciones son constitucionales, no son impuestos porque se trata de derechos de exportación, su fundamento se encuentra en la renta extraordinaria que no es patrimonio del productor agroexportador sino del pueblo argentino, porque el clima, la fertilidad de la tierra, que constituyen ventajas naturales, no son fruto de trabajo alguno del productor. A ello habría que agregarle que toda la infraestructura que le permite al agroexportador realizar las operaciones que finalizan con el depósito de los dólares en su cuenta bancaria han sido soportadas en su totalidad por el pueblo argentino, que ha costeado desde los caminos hasta el tipo de cambio y el gasoil subsidiado.
Es decir, que no hay argumentos jurídicos ni éticos contra las retenciones, la única causa del campo, que además, no representa a todos los productores agropecuarios, por más que quieran presentarse como "el campo", es la voracidad sin límites.
Respecto a la medida que tomaron las entidades rurales, sin detenerse en las consideraciones que se refieren a la diferencia de percepción cuando los que cortan la ruta son los hambreados a cuando la cortan "los blancos" hambreadores (ya que así se reivindican ellos mismos y los tefloneros de Belgrano), ha resultado eficiente para desestabilizar al país, impidiendo la llegada de alimentos, medicamentos y combustibles a la población. Generando además de desabastecimiento, aumento de precios y especulación.
Es notable que las clases medias en su ansia de identificarse con sus opresores apoye un lock out que en sí mismo la perjudica, pero eso será materia de análisis patológicos que serían muy arduos para este exiguo espacio.
Si se consideraba ilegal el corte de rutas por parte de los piqueteros pobres, no se entiende porque ahora resulta legítimo utilizar este medio para manifestarse, con el agravante de arrogarse un derecho de requisa sobre las cargas de los camiones, además de la violencia que desarrollan los agroexportadores armados sobre todos aquellos que se manifiestan contra su criminal metodología.
Las entidades rurales que se arrogan la representación del "campo" mienten al decir que quieren negociar, están extorsionando al gobierno constitucional con los cortes de ruta y el desabastecimiento, nunca levantaron las medidas en estos casi 100 días, al contrario se respaldaron en los autoconvocados que no se sienten representados por esas estructuras, para mantener los cortes y desestabilizar mediante el desabastecimiento cruel, y evitar así la responsabilidad civil y penal que les cabe por su criminal accionar.
Este es un gobierno constitucional y recién electo, al que no se lo deja gobernar, al que todo se le critica, desde el hecho de que la presidente sea mujer, hasta su vestimenta, y ahora también el accionar. A la clase media mediatizada nada le viene bien, si no despeja las rutas porque no reprime, si la gendarmería acuna a De Angeli, porque reprime, como si eso fuera represión, si negocia porque claudica, si no negocia con extorsionadores y delincuentes, porque es autoritaria y no dialoga, si lo hace porque es débil, si se emociona porque lo hace, si no se emociona porque es dura. Me pregunto, todos los que hacen sonar esas cacerolas o salen a los bocinazos, ¿saben que se suman a un grupo de golpistas trasnochados e hipócritas, o creen que van a festejar los goles de Argentina? Esta felicidad tinelizada de ir a cortar las calles y golpear ollas para apoyar a los ricos, para que sean más ricos y para que los pobres pasen más penurias ¿no los hace funcionales a causas ajenas e idiotas útiles? ¿Se han escuchado entre sí lo que dicen, lo que manifiestan, el horror que convocan, cuando hablan de los derechos de los "blancos"? ¿Ese es el país que quieren construir un país en el que los pobres no se vean, que laburen, que sufran pero que no se vean para que no sea desprolijo el paisaje? Eso no es la democracia, eso no es el pluralismo, es la imposición de una ideología neoliberal, gastada y seca, que apela al ropaje de las instituciones, pero devasta a la sociedad. Yo no quiero ese país por eso voy a la Plaza, y los invito a ir para apoyar a la democracia y al gobierno constitucional.
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