Es mentira que esta es una protesta del CAMPO. Los cortes convocan a algunos productores, los campesinos y los pequeños propietarios no forman parte de esta medida abusiva y absolutamente antisocial.
Son 71 mil productores de soja: 69 mil manejan el 20 por ciento de la cosecha, mientras que 2 mil producen el otro 80 por ciento. Esto quiere decir que la producción está altamente concentrada, y además en su mayor parte en manos extranjeras.
Es mentira que esta protesta tenga como objetivo incrementar la rentabilidad del agro. Lo único que persigue es eliminar las retenciones, que son el último instrumento de política económica que le queda al Estado para intervenir en la economía.
Como dice Ducrot, la cantidad y ubicación de los cortes sugiere una lógica militar, esto se confirma con las diversas convocatorias, entre ellas las del SEPRIN, órgano difusor de la mano de obra desocupada (y evidentemente no tanto), con lo que queda demostrado palmariamente que carecen absolutamente de espontaneidad, como gusta adjetivar a los organizadores y medios de empresa (perdón, de prensa) y algunos de los cartelitos portados por las respetables Sras de B° Norte que pedían a Videla.
Los cortes efectuados por estos productores rurales no tienen ningún interés en el mercado interno, el 95 % de la soja se exporta. La carne, la leche, y los granos tendrían precios en dólares si fuera por los productores y la cadena de comercialización que ellos consienten. Los productores han sido históricamente refractarios a los intentos asociativos. Ello les hubiera permitido ahorrar en las maquinarias e incluso generar un mercado donde comercializar sus productos directamente con los consumidores, evitando las intermediaciones que resultan tan onerosas.
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