El conflicto desatado con las retenciones a la renta agraria está dejando de lado uno de los principales protagonistas de la crisis: el sector exportador y las multinacionales del cereal. Los Cargill, Dreyfus, Bunge y Born, A.D.I.T y otros, son los que mandan, fijan el precio y se apropian innecesariamente de una millonaria renta que ha llegado hasta un tercio del total. La Argentina es la hija de la pavota: de los cinco grandes países exportadores de granos, EE.UU. y la CEE subsidian la exportación cerealera e intervienen directamente en apoyo de sus productores; los otros dos países –Australia y Canadá– mantienen el monopolio estatal sobre el comercio agrícola.
La crisis actual debe servir para replantear el conjunto del problema. ¿Cuál es la razón para ceder la renta y una política soberana e integral de sostén agrícola? No sólo para los productores de soja: ¿cómo puede aceptarse que el productor de manzana o yerba mate reciba sólo el 10 por ciento del precio de venta? El desastre económico y social que significó la desaparición del 40 por ciento de los productores rurales que teníamos dos décadas atrás no puede aceptarse como irreversible. El otro tema grave que no puede soslayarse y aunque se pretende olvidar parece ser el más temido, es la reforma agraria. De 430 mil productores agropecuarios pasamos a 300 mil. Esas propiedades quedaron en manos de los bancos, grupos concentrados y sociedades anónimas. Hoy la mitad de la tierra pertenece a menos de siete mil propietarios y 40 millones de hectáreas pasaron a ser propiedad de extranjeros, incluso en áreas de frontera.
La expansión de la producción sojera está arrasando el bosque nativo y las tierras de los pueblos originarios contrariando la Constitución Nacional. La soja forrajera alcanza la mitad de la producción de cereales y el área sembrada llega hoy a los 35 millones de hectáreas, casi el 10 por ciento de la superficie total del país. Con certeza, el ingeniero Alberto Lapolla dice: “La sojización desenfrenada de la nación, lejos de ser un hecho saludable, constituye un verdadero problema en expansión para la economía nacional y la protección de nuestro ecosistema agrícola, así como también para la vida misma de nuestros habitantes... Mientras los EE.UU. están tomando medidas para reducir la superficie sembrada con soja transgénica, pagando sobreprecios y más subsidios por la soja común, la Argentina sigue expandiendo la frontera sojera sin límite ni precaución alguna”.
Por la peligrosa tendencia al monocultivo sojero, nos estamos transformando de productores de alimentos en proveedores de forrajes para el mercado mundial.
Ningún modelo que se asienta en el monocultivo es sustentable: degrada el suelo y el sistema productivo. Desde Menem, hemos abandonando nuestra soberanía alimentaria, junto con la pérdida de los recursos minerales e hidrocarburíferos. El gobierno de los Kirchner ha profundizado este modelo agro-minero exportador: entregó el dominio total de los yacimientos a las provincias y éstas se lanzaron a prolongar –diez años antes de lo que marca la ley– las concesiones de Menem hasta el 2047. Santa Cruz ratificó hace dos semanas la prórroga del principal yacimiento de petróleo del país, Cerro Dragón, por 40 años, es decir, hasta su extinción definitiva. ¿Cuándo será el día en que la ciudadanía ocupe las plazas, bloquee las rutas y los puertos para impedir que se lleven nuestro petróleo y minería? Los hermanos bolivianos dieron el ejemplo en octubre del 2003 rebelándose contra el envío de gas a EE.UU.
La política de retenciones es justa y la han utilizado todas las naciones para desarrollarse. Pero debe distinguirse a los pequeños e indefensos productores, de los grandes y la Sociedad Rural. No se puede meter a todos en la misma bolsa ni ocuparse sólo de las explotaciones de la Pampa Húmeda, mientras se abandona al conjunto de los demás cultivos agrícolas y frutícolas del país. El conflicto agrario no se soluciona con posiciones de fuerza o soberbia gubernamental, ni mezclando la protesta de los pequeños chacareros con los poderosos que terminan exigiendo la anulación total de las retenciones. Los enemigos de la renta agraria siguen siendo las multinacionales del cereal. Sólo con la puesta en marcha de una Junta Nacional de Granos y Carnes y un Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario podremos recuperar el conjunto de la renta y dar protección y estímulo a la diversificación de producción agrícola. Recién entonces dejaremos de ser los hijos de la pavota.
* Cineasta, referente de Proyecto Sur.
Hola. Si quieren leer más artículos suscriptos por Solanas y otros integrantes de Proyecto Sur, pueden visitar el blog "Socialistas con Pino". muchas gracias por difundir. saludos.
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