Los sectores propulsores de la política de mano dura vienen sosteniendo desde largo tiempo atrás, que seguridad y derechos humanos son conceptos contrapuestos.
Esta manera de pensar la seguridad en la que se bastardea al "garantismo", como si fuera posible un estado de derecho sin garantías, intenta desacreditar a las organizaciones de derechos humanos como defensoras de delincuentes. Pues no es verdad, el único modo de asegurar a los ciudadanos que los culpables sean detenidos, encausados y condenados es respetar las garantías de las que gozamos todos los ciudadanos.
Otro proceder resulta arbitrario y por ende es incapaz de garantizar a la sociedad la resolución de los delitos que tanto la preocupan.
El freno a la inseguridad, lo constituye el accionar plenamente eficaz de la justicia, la certeza de una condena para los delincuentes y finalmente una eficiente resocialización.
Plantear y planificar la seguridad sobre bases diferentes, es sólo un engaño en el que se manipula la ingenuidad de la opinión pública, asustada por la ola de crímenes una de cuyas razones, que siempre permanece en la oscuridad de estos discursos es la gran tasa de imbricación de las fuerzas de seguridad con los delincuentes, el famoso poli-ladrón.
Esa y no otra es la justificación de tanta ineficacia policial, de tanto reclamo de insuficientes mecanismos legales para cumplir su tarea.
A medida que ha ido creciendo la tasa de delitos, cosa que por otra parte tiene que ver también con el crecimiento vegetativo de la sociedad y en cuanto a la violencia de la brecha que separa a los sectores más ricos de los más pobres, se han sancionado leyes que otorgan atribuciones cada vez más reñidas con las libertades, en el afán de acabar con la inseguridad.
Este proyecto, no ha hecho otra cosa que retroalimentar una y otra vez la espiral de violencia y demostrar palmariamente que sus adalides son completa y atrozmente irresponsables en el campo que pretenden dominar a través de restricciones, prohibiciones y represiones, sin otra justificación que la escalada permanente de miedo, que su inutilidad no hace más que aumentar.
Esta manera de pensar la seguridad en la que se bastardea al "garantismo", como si fuera posible un estado de derecho sin garantías, intenta desacreditar a las organizaciones de derechos humanos como defensoras de delincuentes. Pues no es verdad, el único modo de asegurar a los ciudadanos que los culpables sean detenidos, encausados y condenados es respetar las garantías de las que gozamos todos los ciudadanos.
Otro proceder resulta arbitrario y por ende es incapaz de garantizar a la sociedad la resolución de los delitos que tanto la preocupan.
El freno a la inseguridad, lo constituye el accionar plenamente eficaz de la justicia, la certeza de una condena para los delincuentes y finalmente una eficiente resocialización.
Plantear y planificar la seguridad sobre bases diferentes, es sólo un engaño en el que se manipula la ingenuidad de la opinión pública, asustada por la ola de crímenes una de cuyas razones, que siempre permanece en la oscuridad de estos discursos es la gran tasa de imbricación de las fuerzas de seguridad con los delincuentes, el famoso poli-ladrón.
Esa y no otra es la justificación de tanta ineficacia policial, de tanto reclamo de insuficientes mecanismos legales para cumplir su tarea.
A medida que ha ido creciendo la tasa de delitos, cosa que por otra parte tiene que ver también con el crecimiento vegetativo de la sociedad y en cuanto a la violencia de la brecha que separa a los sectores más ricos de los más pobres, se han sancionado leyes que otorgan atribuciones cada vez más reñidas con las libertades, en el afán de acabar con la inseguridad.
Este proyecto, no ha hecho otra cosa que retroalimentar una y otra vez la espiral de violencia y demostrar palmariamente que sus adalides son completa y atrozmente irresponsables en el campo que pretenden dominar a través de restricciones, prohibiciones y represiones, sin otra justificación que la escalada permanente de miedo, que su inutilidad no hace más que aumentar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario